Montero: “Acá no había nada, decían. Había un montón, y lo seguimos descubriendo”

Montero: “Acá no había nada, decían. Había un montón, y lo seguimos descubriendo”

A veinte años de la incorporación del estuario del río Gallegos a la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras, Germán Montero repasa el trabajo sostenido que transformó la manera en que la comunidad mira su propio paisaje. Educación ambiental, acuerdos entre instituciones y la emoción de descubrir un ambiente que siempre estuvo ahí, pero que hoy se reconoce como un valor compartido.

En 2005, tras un largo trabajo técnico encabezado por la Universidad y acompañado por la provincia, el municipio y organizaciones locales, el estuario fue incorporado formalmente a la red que conecta sitios desde el Ártico canadiense hasta Tierra del Fuego. Ese avance no solo ordenó la planificación del borde costero, también frenó décadas de relleno y permitió crear la Reserva Costera Urbana.
“Para entrar a la red había que cumplir ciertos criterios biológicos; en nuestro caso fue por el chorlito ceniciento”, recuerda Montero. Ese pequeño ave playera –hoy recategorizada como vulnerable– era el indicador que confirmaba que el estuario tenía valor internacional.

Pero más allá de los números, el cambio más profundo estuvo en la gente. Montero cuenta una escena simple que resume esa transformación: “Me tomo un taxi y digo ‘al centro de interpretación’. ‘¿A dónde?’, pregunto. ‘Al estuario’, responde el taxista”. Ese reconocimiento espontáneo, dice, vale tanto como los monitoreos científicos.

En febrero instalaron binoculares fijos y gratuitos en la costanera. “Los primeros días me quedé rondando como un sonso para ver qué decía la gente”, se ríe. Lo que escuchó lo emocionó: vecinos mirando la marea, comentando aves, comparando el paisaje.
En el mismo lugar, junto al mirador, está la escultura del macá tobiano, “un símbolo que no estaba pensado al inicio, pero que hoy funciona como un pequeño escudo del estuario”.

La educación ambiental fue clave en este proceso. Generaciones de estudiantes pasaron por talleres, visitas y materiales creados por Ambiente Sur y otras instituciones. “No hay proyecto que funcione si no logramos llegar a las personas de manera atractiva e inteligente”, destaca.

El chorlito y una agenda binacional

La especie que permitió el ingreso a la red hemisférica atraviesa hoy un momento complejo. Durante años se creyó que existían entre 1.500 y 7.000 individuos. Sin embargo, el primer censo sistemático binacional, realizado en 2021, reveló que el número real es muchísimo menor: “El máximo que contamos este invierno fue 383″, lo que indica la preocupante situación. Por más margen de error que haya, no son miles.

Ese dato llevó a Argentina y Chile a elevar su categoría de conservación y a crear un proyecto común: la Agenda Binacional Pluvianellus, que reúne a organismos nacionales, provincias, municipios, universidades y ONGs de ambos países. El objetivo es coordinar acciones para proteger a una especie que no reconoce fronteras.
“Las aves nos muestran la salud de los ambientes, pero el riesgo no es solo para ellas; es para nosotros. Si no hacemos un esfuerzo, los que perdemos somos los humanos”, advierte Montero.

Un aniversario, un camino y una elección personal

Las actividades por los 20 años incluyen visitas guiadas, encuentros educativos, la presentación de un video conmemorativo y un acto en el Centro de Interpretación. “La idea es reconocer a todas las personas que formaron parte de este camino. Cambiaron muchas gestiones, pero se sostuvo el trabajo”, señala.

Al final de la charla aparece algo más íntimo. Montero llegó desde otra provincia con un sueño claro: vivir en la Patagonia y trabajar en conservación. “Un amigo me dijo que si quería ver logros directos, este era un buen lugar: había mucho por hacer”. Hoy dice que Río Gallegos lo adoptó. “Nací en Trelew, pero soy de acá. Amo este lugar y le entregué mi vida”. A pesar de los años difíciles, asegura que nunca pensó realmente en irse. “Cuando no estás solo, se pueden atravesar todos los momentos. Mañana vamos a llegar con el aliento, pero vamos a celebrarlo igual”, sonríe.

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