En el aire de LU14, la tarde se llenó de palabras, historias y emociones compartidas. Ruth Salfate, Pilar Carbone y Verónica Lamberti fueron parte de un encuentro especial en el programa Entre Mates y Cultura, donde la conversación giró en torno a un desafío que atraviesa a cada escritora: cómo pensar y escribir literatura para los más chicos.
La charla permitió descubrir universos muy distintos. Pilar Carbone habló de El día que mamá sanó, un libro nacido de su experiencia personal y profesional para acompañar a las infancias en momentos de enfermedad. “Surge de una fusión entre mi campo profesional, que es la psicopedagogía, el trabajo con las infancias, pero también de una experiencia que me tocó atravesar como mamá cuando mis hijos eran muy pequeños y me tocó atravesar el cáncer de mama”, relató.
El texto busca ser como quien busca un recurso que de alguna manera ayude al alivio. Pilar dice que El día que mamá sanó, busca acompañar justamente a las infancias en el tránsito de lo que fue, en mi caso, el cáncer de mama, pero que puede ser utilizado para cualquier tipo de situación crítica de enfermedad o de otro tipo de crisis que puede llevar adelante una familia”.
Con la misma necesidad de poner en palabras los sentimientos, Ruth Salfate desplegó la frescura de El ñoqui Salvador, un cuento nacido en la mesa familiar. “Un domingo al mediodía, antes de la pandemia, estábamos comiendo los ñoquis con queso y, de repente, me detengo en una charla que tenían mis dos hijas, Maite y Renata, en aquel momento muy chiquitas. Empiezan a tener una charla bastante absurda con los últimos ñoquis que quedaban en su plato. Entonces yo me mimetizo con ellas y me pongo también en rol de ñoqui”, se ríe.
Esa escena se transformó en historia publicada en 2023. “Esta historia no se hubiese dado a conocer si no hubiese sacado primero Prensatorias, que fue mi primera experiencia como coautora y que, gracias a esa experiencia, entendí un poco cómo era el proceso del libro, de la autogestión también. Al vencer esa barrera me animé a dar a conocer El ñoqui Salvador”.

Desde Caleta Olivia, Verónica Lamberti se sumó con la reciente publicación de Las manchas del Yaguareté, y compartió la esencia de su recorrido literario. “La infancia siempre fue mi lugar seguro, por eso elegí una carrera estrechamente vinculada con la infancia. Escribir para chicos implica respeto, investigar y, sobre todo, ponerse a la altura de su mirada”.
La autora también destacó la importancia de ilustradores y editores en este proceso creativo, ya que “la sensibilidad de la persona que elegimos para que ilustre, para que le dé vida a nuestras palabras, es fundamental. Todo cuenta en un libro para infancias: la tipografía, el tamaño de la letra, los colores, la ilustración”.
Para las escritoras, “es fundamental esa disponibilidad y ese acto de llevarlos a una librería a que elijan el libro que quieran, sea de poesía, viñetas, cuentos, terror o tradicional. Que circule en la casa, que sea ese momento especial antes de dormirse o de encuentro en algún momento a la tarde, pero que siempre la comunidad se comprometa”. Sobre todo, que “se regalen más libros que juguetes, más libros que celulares y tablets. Vengo con esta campaña de hace años”.
Este rico intercambio dejó en claro que la literatura para las infancias no debe ser tratada como un género menor ni secundario, sino un campo donde convergen la ternura, la memoria y la responsabilidad. Como coincidieron las cuatro autoras, se trata de escribir con la certeza de que cada libro puede sembrar preguntas, abrir mundos y fortalecer vínculos.
“Leer con los niños, aunque sean cinco minutos, es un acto compartido que despierta amor por la literatura y deja huellas para toda la vida”, resumió Pilar, con la complicidad de sus colegas.

