La ingeniera agrónoma y docente de la Escuela Agropecuaria de Gobernador Gregores destacó el trabajo que realizan junto a estudiantes de quinto año en un proyecto de regeneración ambiental con flora nativa, desarrollado en articulación con Minera Triton. La experiencia combina formación técnica, trabajo de campo y una mirada integral sobre la estepa santacruceña.
Trabajar con la tierra, conocer sus tiempos y aprender a cuidarla forma parte de la vida cotidiana en la Escuela Agropecuaria N° 1 de Gobernador Gregores. Así lo expresó la ingeniera agrónoma y docente Florencia Kovacic al referirse al proyecto de regeneración ambiental que llevan adelante junto a estudiantes de quinto año, a partir de la reproducción de especies nativas y el reconocimiento de la flora local. La iniciativa, que incluyó una nueva visita a Minera Triton, busca recuperar pastizales naturales degradados y, al mismo tiempo, formar técnicos con una fuerte conexión con el territorio.
“Fuimos cinco docentes y dos alumnos”, detalla. “La mayoría somos ingenieros agrónomos y venimos trabajando en manejo de pastizales naturales. La idea es generar un vínculo para avanzar en la regeneración ambiental a partir de flora nativa”.
Recuperar la estepa desde sus raíces
El proyecto no empieza en la minera, lleva más de dos años dentro de la escuela. Ahí trabajan tanto en reproducción asexual (por estacas) como sexual (por semillas) de especies nativas que soportan las condiciones de la meseta patagónica, explica la docente
“Venimos de años de sobrepastoreo y de un clima que no acompaña. La regeneración del suelo se vuelve compleja, por eso trabajamos en reproducir estas especies para mejorar el ambiente”.
En la estepa no todo es homogéneo. Cambian las precipitaciones, la carga animal y hasta la composición del suelo. “Muchas veces las especies varían de un campo al otro, incluso entre dos alambrados”, remarca. Ese aprendizaje fue central en la visita: reconocer qué plantas crecen en la zona de la minera, cuándo cosechar sus semillas y cuál es el mejor método para reproducirlas.
Los estudiantes de quinto año participan en todas las etapas: capacitaciones, reconocimiento de especies, cosecha de semillas y análisis de germinación en laboratorio. Las materias de Manejo de Pastizales Naturales y Laboratorio funcionan como eje del proyecto. Ahí evalúan el poder germinativo, la emergencia y los distintos factores que determinan si una especie puede prosperar nuevamente en su ambiente.
Pero más allá de lo académico, Kovacic destaca el aspecto humano de las relaciones queu se dan en una escuela como la de Gregores. Y es que “los alumnos de la escuela agropecuaria son muy autosuficientes. Tienen otra relación con el trabajo y con la responsabilidad. Muchos llegan por obligación, pero después se enganchan tanto que no quieren irse. La experiencia los marca para toda la vida”. Incluso, la docente cuenta que para actividades de fin de año, “los chicos y chicas se organizan solos: trabajan, hacen changas, pintan cordones o limpian patios. Lo hacen juntos, en equipo. Es muy lindo verlo”.
Una escuela que forma técnicos y arraigo
Quienes egresan lo hacen con títulos de Técnico en Producción Agropecuaria o Técnico en Mecanización Agropecuaria, formaciones que abren puertas tanto en el sector público como en el privado. La articulación con empresas como Triton les da una experiencia concreta y les permite visualizar salidas laborales reales en gestión ambiental, monitoreo de pastizales y restauración ecológica.
“Es un orgullo trabajar en esta escuela”, reconoce Kovacic. El año próximo seguirán las visitas y el trabajo de reproducción en laboratorio y campo. Además, buscan fortalecer la vinculación con otras instituciones para ampliar el proyecto de regeneración y abrir nuevos caminos de formación para los estudiantes. “Esto los incentiva muchísimo”, dice la docente.
