En el Centro Cultural de Río Gallegos, el reconocido paleontólogo Fernando Novas, investigador del CONICET, presentó uno de los descubrimientos más resonantes de los últimos años en la provincia, un cocodrilo fósil de más de tres metros y medio que habitó la Patagonia hace 70 millones de años.
El ejemplar fue bautizado Costensucus atrox, nombre que combina la raíz latina sucus (cocodrilo) con Costen, palabra tehuelche que significa viento. “Decidimos llamarlo así porque lo encontramos en la zona sur de El Calafate, donde el viento arrecia como en gran parte de la provincia. Nos pareció un homenaje justo a esta tierra”, explicó Novas en diálogo con Radio Provincia.

El investigador lo describió como “un cocodrilo grande, feroz, con colmillos que permiten imaginarlo como un depredador temible, capaz de enfrentarse a carnívoros o perseguir herbívoros”.
Durante la charla, Novas resaltó que la provincia es uno de los escenarios más privilegiados para la paleontología. “Las rocas están a flor de superficie, no hay una cubierta vegetal que tape los fósiles, y eso facilita que un hueso aparezca en el camino. Pero tan importante como tener fósiles es contar con científicos formados para estudiarlos”, señaló, poniendo en valor el rol del CONICET y de las nuevas generaciones de investigadores.
También recordó que naturalistas como Charles Darwin y Francisco Pascasio Moreno exploraron la Patagonia maravillados por sus riquezas geológicas y paleontológicas, y que hoy la provincia sigue siendo referencia para especialistas de todo el mundo.



Novas defendió la importancia de la ciencia en tiempos en que, dijo, el trabajo de los investigadores es cuestionado. “Un país no se construye ninguneando al otro ni destruyendo al CONICET. Lo que nos da esperanza es que la gente respondió, se interesó por el trabajo de los científicos, lo vimos con las transmisiones en vivo desde el fondo del mar”, subrayó.
En ese sentido, destacó el valor de los museos provinciales como el Padre Molina y el Juan y Hilarión Lenzi, que acercan a chicos y chicas a piezas únicas. “Ese es el semillero. No todos serán paleontólogos, pero muchos se van a fascinar con la ciencia, y ese es el camino”, dijo.
El Costensucus atrox amplía el conocimiento sobre los ecosistemas que existieron en la Patagonia hace millones de años y refuerza el sentido de pertenencia local. “La provincia está llena de sorpresas. Hay que salir a buscarlas y nos vamos a seguir asombrando con los tesoros escondidos en sus rocas”, aseguró Novas.


