Docentes en la Antártida: una familia argentina se embarca en una experiencia única

Docentes en la Antártida: una familia argentina se embarca en una experiencia única

Pablo Monsari y su esposa fueron elegidos para enseñar en la escuela más austral del país, ubicada en la Base Esperanza. Junto a sus hijos pequeños, vivirán casi un año en uno de los lugares más remotos del mundo, donde la educación se convierte en un puente entre la ciencia, la aventura y la vida en comunidad.

En las próximas semanas, Pablo Monsari y su familia emprenderán un viaje inolvidable. Desde Tierra del Fuego, donde residen actualmente, partirán hacia la Base Esperanza, en el sector antártico argentino. Ahí, Pablo y su esposa serán los docentes de la escuela más austral del país, la Escuela Provincial N° 38 “Presidente Raúl Ricardo Alfonsín”, que funciona en la Antártida desde 1978 y es parte del sistema educativo de Tierra del Fuego desde 1997.

“Es una experiencia única. No solo por el entorno extremo, sino porque la escuela en la Base Esperanza es mucho más que un aula: es un espacio de encuentro para toda la comunidad que pasa el invierno en la Antártida”, explicó Pablo en diálogo con LU14 Radio Provincia.

En la Base Esperanza conviven científicos, personal militar y sus familias. Es uno de los pocos asentamientos que mantienen presencia argentina permanente en el continente blanco. Como parte del despliegue anual, cada ciclo lectivo, dos docentes son seleccionados para trasladarse hasta allí y garantizar el acceso a la educación de los hijos de quienes cumplen funciones en la base.

“Somos solo dos docentes, mi esposa y yo. Trabajamos bajo la modalidad rural y con un esquema de plurigrado. Este año vamos a tener cuatro estudiantes en nivel inicial y seis en primaria, además de cinco adolescentes que cursarán el secundario a través del sistema de educación a distancia”, detalló Pablo.

La vida en la Antártida tiene su propia lógica. No solo por las temperaturas extremas —que pueden descender hasta los 20 grados bajo cero en invierno— sino por la estructura comunitaria que se genera en la base. “La escuela no solo funciona como aula, sino también como un espacio de encuentro para toda la comunidad. Se celebran fechas importantes, se realizan actividades y se fortalece la convivencia”, explicó.

El largo camino hacia la Antártida

Llegar a ser docente en la Antártida, no es una tarea sencilla. Cada año, Tierra del Fuego abre una convocatoria donde se postulan maestros y maestras con vocación de servicio y espíritu aventurero. “El proceso de selección comienza en abril. Hay que presentar un proyecto pedagógico, defenderlo frente a una comisión de supervisores y superar estrictos exámenes físicos y psicológicos”, contó Pablo.

Entre los requisitos menos conocidos está la cirugía preventiva de apéndice, una intervención obligatoria para quienes van a pasar el invierno en la Antártida. “Por la dificultad para realizar evacuaciones en caso de emergencia, se toman precauciones extremas. La cirugía de apéndice es una de ellas, porque no se puede arriesgar a que alguien sufra una complicación grave en un lugar donde la asistencia médica es muy limitada”, explicó.

Un sueño en familia

Para Pablo y su esposa, esta travesía es más que un desafío profesional: es una elección de vida. “Hace muchos años que teníamos este proyecto en mente. Este fue el momento indicado, tanto por cuestiones laborales como familiares”, dijo.

Su hijo Vicente, de tres años, será el estudiante más pequeño de la escuela. Su hija Juana, de siete, cursará tercer grado. “Lo vivimos con mucha expectativa. Sabemos que será una experiencia única para ellos, tanto desde lo educativo como en lo cotidiano. No todos los niños tienen la oportunidad de crecer rodeados de pingüinos y de aprender en un entorno tan extraordinario”, concluyó.