En Tellier, una pareja recuperó olivos centenarios, organizó un seminario comunitario y elaboró aceite artesanal de altísima calidad. El proyecto nació como un homenaje al pueblo y hoy busca crecer con identidad patagónica.
A pocos kilómetros del casco urbano de Puerto Deseado, una pareja lleva adelante un proyecto que combina memoria familiar, investigación productiva y compromiso con el territorio. Judith Agostini y Adrián Juanola elaboran aceite de oliva artesanal a partir de árboles sembrados hace más de ochenta años, y acaban de organizar el primer seminario intensivo abierto a la comunidad.
Todo comenzó en 2021, como un homenaje al pueblo en su aniversario. “Nos pareció muy propicio hacer algo con los olivos que sembraron nuestros abuelos”, recordó Adrián en diálogo con Radio Provincia. En ese primer ensayo, el aceite se extrajo de manera experimental y fue analizado por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Los resultados sorprendieron: “Es un aceite de excelentísima calidad”, contó Judith en diálogo con Radio Provincia. A partir de allí, el camino fue claro: seguir produciendo, capacitarse y compartir el conocimiento con otros vecinos.

La chacra Don Juanola fue el escenario elegido para el seminario realizado este año, con el acompañamiento del municipio a través de la Secretaría de Producción y Ambiente. El taller se desarrolló en tres jornadas: dos días de cosecha en diferentes puntos de la localidad, y una jornada final de extracción artesanal. “La prensa la fabricó Adrián y la trituradora otro productor de Comodoro, Horacio Porto. Todo es autogestionado y rústico, pero muy eficaz”, explicaron.
Lo distintivo del encuentro fue su carácter participativo. “La idea era que todos se animaran, que aprendieran desde el hacer”, dijo Judith. Con cofias, guantes y barbijos, los asistentes trabajaron el fruto y se llevaron una botella de aceite a casa. Incluso se organizó una degustación colectiva con pan casero elaborado por productores locales. “Fue un compartir hermoso. Todos pudieron notar la diferencia entre un aceite comercial y uno prensado en frío, orgánico, puro”, afirmó.
El entusiasmo de los participantes dejó en claro que hay un interés creciente por revalorizar estos saberes. “Queremos animar a la gente a plantar un olivo. Es una planta resistente, que no necesita tanta agua y que puede dar frutos incluso después de décadas sin cuidados”, destacó Judith.
Actualmente, el aceite producido se comparte a modo de obsequio o se vende de manera informal. El objetivo es cumplir con los requisitos bromatológicos para poder comercializarlo legalmente. “Todo esto lo hicimos sin apoyo económico institucional. Fue un trabajo de años, con nuestros propios recursos”, explicaron.
Foto de portada: Winfo

